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Anuncios dirigidos: ¿Cómo saben (casi) todo lo que haces?

Anuncios dirigidos: ¿Cómo saben (casi) todo lo que haces?
Julio 11, 2024

¿Alguna vez has notado cómo, después de mencionar casualmente un nuevo par de zapatillas para correr a un amigo, de repente te bombardean con anuncios de todas las marcas imaginables? No es magia (aunque puede parecerlo). Es el sofisticado mundo de la publicidad dirigida, y se alimenta de una cosa: tus datos. Los anunciantes rastrean tu actividad de múltiples maneras para crear un perfil de tus intereses y hábitos, a veces incluso resultando incómodamente intrusivos.

Dondequiera que deslices deja huellas: ¿Crees que tus compras en el mundo físico escapan al alcance de los anunciantes? Piénsalo de nuevo. Cada vez que pasas tu tarjeta en el supermercado, librería o tienda de ropa, aparece una huella digital. Las tiendas recopilan tu historial de compras, construyendo una imagen detallada de tus preferencias. Estos datos luego se agrupan y venden a empresas de publicidad, que pueden usarlos para dirigirte anuncios de productos similares o tentarte con promociones personalizadas. Así que, esa licuadora nueva que compraste para hacer batidos saludables, prepárate para una avalancha de anuncios de exprimidores y chips de col rizada.

Tu actividad en línea es un libro abierto: La web que navegas crea una imagen vívida de quién eres. A menos que uses navegadores enfocados en la privacidad o el modo incógnito (y aun así tiene limitaciones), tus búsquedas, sitios visitados e incluso el tiempo que pasas en ciertas páginas son meticulosamente rastreados. Imagina que estás investigando un viaje a París. De repente, tus redes sociales se llenan de ofertas de hoteles, comparaciones de boletos de avión y recomendaciones de los cafés más encantadores de Montmartre. No es una coincidencia: los anunciantes han tomado nota de tus hábitos de navegación y compiten por tu dinero como turista.

La trampa del boletín informativo: Suscribirte a boletines aparentemente inocuos puede ser una puerta de entrada a un caos de publicidad dirigida. Aunque solo te interese un código de descuento de una tienda de ropa, sin saberlo les has dado permiso para enviarte mensajes de marketing basados en tus intereses. Esto puede ir más allá de esa tienda en particular. Muchas empresas comparten o venden datos de clientes, lo que significa que tu información podría terminar en manos de anunciantes con los que nunca interactuaste directamente.

Ubicación, ubicación, ubicación: No es sorpresa que en nuestro mundo cada vez más móvil, los datos de ubicación sean una mina de oro para los anunciantes. Muchas aplicaciones y sitios web rastrean tu ubicación con tu permiso (o sin que lo entiendas completamente). Esto puede usarse para enviarte anuncios hiper-dirigidos, como ofertas tentadoras de restaurantes cerca de tu trabajo a la hora del almuerzo, o anuncios emergentes atractivos de la tienda de ropa que acabas de pasar caminando.

El asistente de voz amigable: No subestimes el poder de tu asistente de voz amigable. Aunque pueda parecer útil charlar con Alexa sobre tu lista de compras o pedirle a Siri recomendaciones de recetas, estas conversaciones pueden estar alimentando a la bestia de la publicidad. Los asistentes de voz están constantemente grabando (con tu permiso, por supuesto) y analizando tus solicitudes. Imagina que mencionas que te quedaste sin mantequilla de maní y planeas hacer galletas. La próxima vez que abras una aplicación de recetas, podrías ver una sugerencia patrocinada para una marca específica de mantequilla de maní, o escuchar al asistente de voz recordarte amablemente que repongas tu despensa. Los asistentes de voz también pueden captar señales sutiles en tus conversaciones, como mencionar una meta de fitness o un proyecto de mejora del hogar próximo. Estos datos luego se usan para dirigirte anuncios relevantes, difuminando la línea entre conveniencia y una constante influencia publicitaria subyacente.

El panorama legal del rastreo: EE. UU. y Europa

Las leyes sobre la recopilación y el rastreo de datos varían considerablemente en todo el mundo. En Estados Unidos, no existe una ley federal única que regule específicamente el rastreo en línea. La Comisión Federal de Comercio (FTC) hace cumplir las leyes de protección al consumidor y ha emitido directrices sobre la recopilación de datos en sitios web. Sin embargo, estas no son legalmente vinculantes, y las empresas a menudo dependen de la autorregulación y el consentimiento del usuario a través de políticas de privacidad. Esto deja mucho margen para la interpretación

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